Pelo largo y barba significado
Pelo largo y barba
Se remonta al menos a los antiguos griegos y romanos, y según la arqueóloga Elizabeth Bartman, incluso a pesar del ideal de la Antigua Grecia de un "filósofo barbudo y de pelo largo", las mujeres de esa sociedad seguían llevando el pelo más largo que los hombres. Las mujeres romanas llevaban el pelo largo y tendían a dividirlo por el centro, y un hombre que dedicara demasiada atención a su cabello "se arriesgaba al desprecio por parecer afeminado". La Biblia continuó la tradición. Anthony Synnott, sociólogo que ha escrito que el pelo es un símbolo personal con un "inmenso significado social", encontró estas implicaciones, por ejemplo, en la carta de San Pablo a los Corintios: "¿No os enseña la misma naturaleza que si un hombre tiene el pelo largo es una vergüenza para él? Pero si una mujer tiene el pelo largo, es una gloria para ella". "[Es] casi universalmente cultural que las mujeres tengan el pelo más largo que los hombres", afirma Kurt Stenn, autor de Hair: a Human History.
Stenn también señala las dificultades prácticas del pelo largo: "Para tener el pelo largo tienes que tener cubiertas tus necesidades en la vida". Así que el pelo largo es también un símbolo de estatus, sobre todo cuando se trata de peinados complejos que requieren que otra persona te ayude a hacerlos, lo que "implica que tienes la riqueza para hacerlo". No es casualidad que los peinados cortos como el bob se pusieran de moda durante el siglo XX, en regiones donde las mujeres empezaban a oponerse a la idea de que necesitaban que se ocuparan de ellas.
Pelo medio largo y barba
El pelo largo para los hombres ha pasado de moda en moda. Algunas de las sociedades antiguas más interesantes valoraban el pelo largo en los hombres, y otras insistían en que llevarlo corto era la única forma de ser. Los vikingos eran conocidos por ser reputadamente altos, vestir con pesadas pieles de animales, llevar espadas y lucir largas melenas y osos que en ocasiones les llegaban a la cintura. Julio César animaba a sus hombres a cortarse el pelo para la batalla, pero los hombres del Antiguo Egipto llevaban peluca. El pelo largo tiene una historia interesante en todo el mundo, y añadir pelo al look de un hombre es una forma de preservar la historia. Es interesante señalar que las rastas eran un peinado popular en todo el mundo, y causaban furor en todas partes, aunque perduraron en algunas culturas, pero no en otras.
Los antiguos egipcios eran un pueblo increíblemente elegante, sobre todo en la aristocracia. Las pelucas eran populares tanto entre hombres como entre mujeres, y las personas de ambos sexos también llevaban delineador de kohl para proteger sus ojos del intenso sol del desierto. Las pelucas eran, por supuesto, un complemento cosmético. Muchas personas se afeitaban la cabeza para protegerse de los piojos. Las pelucas se hacían con pelo de animal y aparecen a menudo en las pinturas de las tumbas funerarias.
Pelo largo sin barba
El pelo largo es un peinado en el que se deja crecer el pelo de la cabeza hasta una longitud considerable. Lo que constituye exactamente el pelo largo puede cambiar de una cultura a otra, o incluso dentro de una misma cultura. Por ejemplo, una mujer con el pelo hasta la barbilla en algunas culturas puede decirse que tiene el pelo corto, mientras que un hombre con la misma longitud de pelo en algunas de las mismas culturas se diría que tiene el pelo largo.
En muchas culturas, se considera que los hombres con el pelo corto están bajo el control de la sociedad, por ejemplo, cuando están en el ejército, en la cárcel o como castigo por un delito. El pelo largo y lustroso de las mujeres suele ser considerado atractivo tanto por hombres como por mujeres en todas las culturas[1][2] La prevalencia de la tricofilia (parcialismo o fetichismo capilar) es del 7% en la población, y el pelo muy largo es objeto común de devoción en este grupo[3][4].
Los humanos, los caballos, los orangutanes y los leones se encuentran entre las pocas especies que pueden dejar crecer el pelo de la cabeza o las crines muy largas. Se cree que los humanos perdieron su pelaje hace 2,5-3 millones de años como homínidos al pasar de un hábitat forestal a la sabana abierta, como efecto de la selección natural, ya que este desarrollo hizo posible correr rápido y cazar animales cerca del ecuador sin sobrecalentarse. Una excepción fue el pelo de la cabeza, que constituyó un rasgo de supervivencia porque proporciona aislamiento térmico del cuero cabelludo frente al sol, protege de la exposición a la radiación ultravioleta (UV) y también proporciona refrigeración (cuando el sudor se evapora del pelo empapado)[5] La capacidad de tener el pelo liso se ha observado entre los subgrupos de Homo sapiens en regiones menos soleadas y más alejadas del ecuador. En comparación con el pelo rizado de textura afro, el pelo liso permite que pase más luz ultravioleta al cuero cabelludo (que es esencial para la producción de vitamina D, importante para el desarrollo óseo[6]).
Profesional del pelo largo y la barba
¿Ha llegado el momento de la decoloración? Hay que preguntárselo. Los cortes de pelo desteñidos están por todas partes. Nos alegramos de que la decoloración volviera hace una década. El renacimiento de las peluquerías ya era hora y, además, no hay nada como salir de casa de tu chico con un corte desteñido recién hecho. Todo lo que decimos es que hay una buena razón por la que la mayoría de los hombres llevan el pelo corto: es más difícil llevar el pelo largo. Y no es que suene a new-age ni nada por el estilo, pero cuando un hombre se deja crecer el pelo, emprende un viaje. El crecimiento del pelo es un proceso, no muy diferente del desarrollo muscular; pone a prueba la paciencia y la voluntad de un hombre, que siente que está esculpiendo algo que pronto le inspirará orgullo. Cuando vemos a un tipo entrar en una habitación con el pelo largo, pensamos: "Hijo de puta, eso es genial". Cuando los frikis de los cómics visteis a Jason Momoa comandando la vida marina en Aquaman hace dos años, pensasteis: "Maldita sea, quiero ser él". Y teníais razón al sentirlo.
